lunes, 6 de febrero de 2017

Entrevista a EH Donbass Elkartasun Komitea



1. ¿Qué es Novorossia y qué relación tiene con el Donbass antifascista?

Si a día de hoy la cuestión de Novorossia está encima de la mesa es porque en Ucrania hubo un golpe de Estado y se atacó a la población del Donbass y no tal y como dice la propaganda del Gobierno de Kiev porque detrás estuviese la mano de Rusia o hubiese un proyecto secesionista de antemano. Es cierto que existen unos antecedentes históricos que mas o menos coinciden con la zona que conforman hoy los territorios del Sur y del Este de Ucrania (antigua provincia de Novorossia que incluiría algo mas de la mitad de Donetsk y una muy pequeña parte de Lugansk), y también es cierto que estas zonas no formaban parte de la “Pequeña Rusia” (Malorossia) histórica, a partir de la cual se desarrolla la nacionalidad ucraniana, por tanto la identidad ucraniana es más débil y reciente en estas zonas (se incluyen en una formación ucraniana tras la configuración de la RSS de Ucrania). Se puede decir que si posee una identidad mas o menos definida en base al orgullo de profesión (mineros y metalúrgicos), pero mas allá de proyectos políticos nacionales estamos ante un espacio geográfico donde confluyen diversas identidades desde hace siglos.


Novorrosia como tal no puede decirse que existe en la actualidad pues las dos Repúblicas que se autodeterminaron en el Donbass, no se han unificado aunque existe un proyecto de confederación. El Ejército ucraniano ha lanzado más de una ofensiva contra la frontera que une a ambas Repúblicas con la intención de frenar esa confederación, cosa que no ha logrado. A día de hoy ambas Repúblicas continúan con la construcción de sus estructuras estatales con un modelo social propio (no falto de contradicciones y tensiones) basado en el sector público, en los que quede de manifiesto la identidad obrera y plurinacional de la población, donde a diferencia del espacio post-soviético no existan oligarquías ni superioridad de empresas extranjeras. Por lo tanto se puede decir que día a día está presente el Donbass antifascista.


2. El imperialismo está muy nervioso y ansioso por acabar con Ucrania y otros lugares como Siria ¿Existen comités que reclamen la lucha antifascista y antiimperialista?

En Euskal Herria como comité de solidaridad con el Donbass ahora mismo solo estamos nosotras, Euskal Herria Donbass Elkartasun Komitea. A comienzos del conflicto se creó en Bizkaia el Comité de Solidaridad con la Ucrania Antifascista con el que mantenemos contacto. Nosotros tenemos relación con los comités de solidaridad de Aragón, Andalucía o Galicia con los que nos hemos coordinado para él envió de material humanitario. No quisiéramos olvidarnos de las distintas organizaciones y colectivos así como de todas aquellas personas que nos han apoyado.


3. Hay muchos compañeros que dicen que la lucha del Donbass es meramente imperialista porque solo está en juego los intereses de Putin y que no hay antifascistas de verdad allí ¿Qué opináis al respecto?

No estamos de acuerdo aunque tampoco vamos a negar la existencia de un choque entre nacionalismos y por lo tanto de la posibilidad de que ocurran o hayan ocurrido por parte de los resistentes situaciones exacerbadas o en las que se hayan aplicado políticas de imposición identitaria. En todo caso quisiéramos aclarar que la principal responsabilidad recae en el Gobierno de Kiev el cual tras el golpe de Estado del Maidan comienza a aplicar medidas para imponer visiones ideológicas derechistas y nacionalistas en consonancia con la ideología de los colaboracionistas fascistas (banderistas) de la II Guerra Mundial, unas políticas que chocan con la identidad tanto cultural como política de la población del Donbass. Conviene aclarar que el Gobierno ruso y Putin siempre manifestaron su inclinación por una Ucrania soberana y federalizada pero que no renegara de sus fuertes vínculos económicos, lingüísticos y culturales con el mundo ruso.
En cuanto a si hay o no hay antifascistas luchando en el Donbass, comprendemos y hasta cierto punto estamos completamente de acuerdo en que el fascismo tiene sus raíces y su razón de ser en el propio sistema capitalista, por lo tanto la única alternativa real a su fatalidad debería de sustentarse en los principios e ideales socialistas, principios por los cuales entendemos que se debieran de movilizar las antifascistas. Sin embargo no somos quien para negar a nadie la condición de antifascista en caso de que independientemente de movilizarse en favor de una estrategia revolucionaria, anticapitalista, de izquierdas… lo hiciera únicamente para frenar el avance de las fuerzas fascistas o proteger a la población de una agresión militar. Es el caso de quienes en 2014 se alzan en armas en el Donbass contra las agresiones fascistas y del Ejercito ucraniano; no es que consideremos del todo desacertado definir como parcialmente desideologizadas al grueso de sus milicias de autodefensa, pero no se puede olvidar que parte de la identidad de su población se sustenta en los lazos ideológicos con la Unión Soviética y por lo tanto en la memoria de la resistencia antinazi.



Por poner un ejemplo un tanto desconocido, durante la II Guerra Mundial aquí en el norte de Euskal Herria, en Zuberoa, hubo un maquis de ideología gaullista que hizo frente a la ocupación nazi y pese a las diferencias ideológicas que pudieran existir, resulta difícil no sentir cierta simpatía hacia aquellos resistentes. Lo mismo ocurre en el conflicto del Donbass hacia quienes combaten en las milicias de las Repúblicas. En todo caso y volviendo hacia si hay o no antifascistas de verdad allí y una vez aclarado nuestra visión sobre los combatientes autóctonos, en cuanto a los antifascistas brigadistas internacionales, la decisión de sumarse a las milicias debiera de ser algo que no se tomara a la ligera por las consecuencias que acarrea las cuales ya ha habido solidarios que las han padecido y las padecen como es el caso del brasileño Rafael Lusvarghi… pero bueno al final parece que ningún conflicto está exento del aventurerismo o de cierto halo de romanticismo cuando se trata de defender una causa justa.
Junto a todo lo dicho no podemos olvidarnos de que si existen unidades militares que abiertamente se identifican con la tradición antifascista, internacionalista y socialista o comunista como son la Brigada Prizrak (Brigada Fantasma) la cual ha venido mostrando su compromiso con la causa del pueblo del Donbass, sin olvidarnos de la pequeña unidad InterUNIT, que ha combatido desde 2015 hasta hace enero de este mismo año al noroeste de la República Popular de Lugansk.
En todo caso la visión que se tiene del conflicto y sus protagonistas ha diferido dependiendo de la correlación de fuerzas y de la coyuntura político-militar.


4. ¿Hay fascistas gobernando en zonas antifascistas de Ucrania como Lugansk?

Esta es una pregunta o afirmación que frecuentemente se hace desde ámbitos detractores o no simpatizantes con la causa novorrusa (tanto desde liberales mainstream, como de tradiciones de “Izquierda” eurocentrista o antisoviética, por tanto permeables a los prejuicios hacia lo eslavo). Lo que se busca, una vez destrozado el insostenible mito de “democracia naciente agredida por los rusos”, es “demostrar” que “ambos bandos son repugnantes”, ya que “en ambos bandos hay fascistas” (y de ahí sacan el “lógico” corolario de “ambos bandos son reaccionarios”).
Su peso es mínimo, tanto en lo que a la política se refiere, ya que las Repúblicas siguen haciendo un discurso antifascista; como en el peso del total de combatientes que no llegan al 0,5%, además, su batallón más importante, “Rusich”, ha sido expulsado. Se ha hablado mucho de la presencia de estructuras de partido nazbols y fascistas rusos (Unión Eslava) pero aunque sea cierto no parece ni de lejos que su presencia sea determinante. Otra cosa es lo que hacen ciertos analistas, que consideran a cualquier “nacionalista ruso”, “zarista” o “derechista ruso” como fascista. Preferiríamos que no hubiera claro pero diríamos que más bien se manifiestan en torno al nacionalismo-eslavo que bajo premisas y actividades corporativistas o vertical sindicalistas propias del fascismo.
Terminaremos por dar un dato: hay más fascistas de pasaporte ruso luchando con los batallones paramilitares ucranianos, por afinidad ideológica, que con las autodefensas del Donbass por afinidad nacional.


5. ¿Consideráis a Rusia o no un país imperialista?

En la Federación Rusa el sistema económico imperante es el capitalismo con lo que ello conlleva de eso no cabe duda por lo que estaríamos de acuerdo en que entra dentro de su naturaleza la expansión; ahora bien, se trata de un territorio que se encuentra con una posición geoestratégica muy determinada y que reúne unas muy concretas características históricas, incluso culturales, por lo que entendemos que sin tener en cuenta estas cuestiones no es posible comprender su verdadera dimensión.
La Federación Rusa es en la actualidad el lugar del planeta que posee el 40% de los recursos naturales del planeta y las mayores reservas de recursos minerales y energéticos sin explotar. Es el Estado que mayores reservas de gas natural y forestales controla del mundo, el tercer país en producción de carbón y uno de los más importantes productores de petróleo, además tiene una cuarta parte de las reservas mundiales de agua potable. Esto le confiere una posición privilegiada a nivel internacional pero también les convierte en un botín codiciado. Es necesario desterrar la idea de que con el fin de la URSS en 1991 termino aquello que se vino a denominar como Guerra Fría. Si bien es cierto que en ese periodo estaban en juego dos proyectos de sociedad, por un lado el socialismo mayormente representado por el sistema soviético y por otro el capitalismo liberal-burgués capitaneado por los EEUU, no hay que olvidar que lo que se venía a denominar como imperialismo ansiaba la riqueza que atesoraba la Unión Soviética. Es así que con el colapso de la URSS en 1991 y la irrupción neoliberal, los planes imperialistas no variaron un ápice aunque se vieran favorecidas en sus políticas de intereses por unos nuevos dirigentes rusos que con Boris Yeltsin a la cabeza dieron carta blanca para el enriquecimiento de una nueva casta, la de los oligarcas, a costa de los recursos y bienes públicos.
Este desmantelamiento del modelo socialista trajo consigo un proceso no exento de situaciones traumáticas en donde se impusieron las privatizaciones, el empobrecimiento de la población y desgraciadamente el inicio de la I Guerra de Chechenia.
Posteriormente cuando accede al poder Putin, proveniente de una familia de clase obrera y antiguo funcionario soviético, llegando a poner fin a la II Guerra de Chechenia, progresivamente sus gobiernos van aplicando toda una serie de reformas que terminan materializándose en la estatalización de recursos estratégicos, imponiendo a su vez una serie de medidas a través de los cuales consiguen poner freno a la impunidad de los oligarcas, haciendo que se muevan en unos parámetros de negocios que confieren a la política de la Federación Rusa un carácter eminentemente nacionalista, lo que entre otras cosas le permite recabar el apoyo del Partido Comunista de Ziuganov, la segunda fuerza política del país.
En el nacionalismo ruso juega un peso importante también la religión. A diferencia de los católicos que solo tienen una autoridad reconocida en el vaticanismo del Papa, cada país ortodoxo cuenta con sus propias Iglesias muchas de las cuales históricamente, como ocurre en países como Bulgaria o Serbia, han estado ligadas a la construcción de sus identidades nacionales, incluso a procesos de liberación nacional. 

 
Otro aspecto importante a tener en cuenta a la hora de valorar a Rusia es en lo referido a su política exterior donde es el principal valedor del multipolarismo, el cual son capaces de impulsar con fama de notables diplomáticos. Esto se traduce en un expansionismo económico cuyos intereses es capaz de alcanzar a través del respeto de la soberanía de terceros. En cuanto a las intervenciones militares en el extranjero, estas siempre se han regido mediante el cumplimiento de la legalidad internacional al contrario que viene haciendo EEUU como es público y notorio. Además estas acciones militares se han mostrado altamente eficaces a la hora de alcanzar sus objetivos llegando a minimizar aquello que en el tema de las intervenciones bélicas de las potencias mundiales se ha venido denominando en la última década como “daños colaterales”. Por ultimo estarían las múltiples intervenciones humanitarias impulsadas a través de la Federación Rusa.
En lo referente a las características históricas de la Federación Rusa es impensable pretender hacer creer que, aun con sus contradicciones y retrocesos, la impronta e influencia en todos los ámbitos de 74 años de construcción de socialismo de la URSS se hayan diluido en apenas el último cuarto de siglo y muestra de ello es la conmemoración que se hace de la Gran Guerra Patria, exponente de un fuerte sentimiento colectivo de la población. En este sentido a nosotros en alguna ocasión y desde ciertos sectores se nos ha criticado que usemos la conocida cinta de San Jorge siendo como es un símbolo que surge del periodo zarista, algo que es cierto, pero hay que tener en cuenta que durante el periodo soviético parte de la herencia cultural proveniente de la época zarista fue conservada y extendida en la población a través de la educación y el conocimiento pues era considerado un patrimonio y un bien cultural. Esa cinta, también en Donbass, es emblema de la resistencia al invasor extranjero en la II Guerra Mundial y también ¿porque no? forma parte del universo eslavo.

En cuanto a las características culturales que aludíamos al inicio, no podemos olvidar que en la Federación conviven cerca de 140 nacionalidades y aunque es cierto que en la época soviética en muchas de las grandes ciudades de las Repúblicas Soviéticas se hegemonizo con población étnicamente rusa, no menos cierto es que en la identidad rusa, eslava, contrariamente a los estereotipos, la esencia del mestizaje posee un gran peso contrariamente a lo que se pueda pensar.
Por todas estas características históricas y culturales enumeradas, además de por la situación geoestratégica en la que se encuentra la Federación Rusa, pensamos que no estaríamos ante un país imperialista. Evidentemente no negamos la existencia de ciertos factores que desde una posición netamente de izquierdas nos sean difíciles de digerir, pero quienes vivimos en las sociedades occidentales muchas veces observamos otras realidades desde una cierta superioridad moral adquirida involuntariamente y en lo que respecta a Rusia no es una excepción. Asistimos a una demonización de lo ruso por parte del imperialismo que nos lleva a pensar que es poco menos que una dictadura donde por ejemplo legalmente los derechos de la mujer se encuentran cercenados como han publicado medios españoles como “El Mundo”. La realidad es que la violencia hacia las mujeres está tipificada como “delito de odio” y los últimos cambios en la legalidad vienen mas provocados por la no intromisión estatal en el ámbito familiar o privado (característica típica rusa) que otra por otra cuestión mas relacionada con la misoginia. Como con el Donbass, hay un gran desconocimiento de lo que ocurre en Rusia.
 

6.¿Tiene alguna relación los nazis de Kiev con los fascistas del DAESH?

s evidente que hay una relación directa entre la guerra de Siria y la guerra en el Este de Ucrania y a finales del 2016 la propia UE señalaba algunas zonas de Ucrania como núcleos de entrenamiento de yihadistas y en los últimos años desde diferentes medios han publicado información al respecto. Pero convendría ser cautos a la hora de dar veracidad a todo lo que se publica pues como en todo conflicto en torno a la información hay propaganda y se producen intoxicaciones, manipulaciones y mentiras. En este sentido sabemos que alguna noticia de los mas media en donde se informaba de este tipo de vínculos a los que se refiere la pregunta resultó ser falsa, por lo que no sería de extrañar que hubiese más. Dicho esto parece ser más que probable que esta relación exista no ya solo por el hecho de las informaciones publicadas sino también por una serie de antecedentes históricos que apuntan en este sentido.
A día de hoy existen evidencias gráficas que muestran por ejemplo a jóvenes ucranianos en movilizaciones enarbolando simbología del DAESH o a soldados ucranianos en actitud similar en zonas que parecen el frente de guerra. No sabemos si es sólo una afinidad “estética” o hay algo más, pero nos parece sintomático de lo que está ocurriendo, algo que ya en 2015 quedaba constatado al saberse de la presencia de apoyos logísticos al ISIS en Ucrania, tanto para el reclutamiento como para apoyar a algunos batallones con presencia musulmana. En concreto salía publicado en algunos medios que yihadistas chechenos, ex-combatientes en Siria en las filas del ISIS, habían llegado para integrarse en los batallones ultraderechistas ucranianos. Parece comprobado que unidades de ultraderechistas ucranianas estuvieron combatiendo a las tropas rusas en Chechenia.
Antes de que empezara la guerra en Donbass Ucrania era considerada uno de los focos mundiales en el comercio masivo de armas ilegales y algunas fuentes ya apuntaban del traslado de armamento hacia el DAESH en Siria y Irak, también al Frente Al-Nusra, considerada la filial de Al Quaeda. Por último, a comienzos de este año el portavoz de las milicias de Lugansk, Andréi Marochko, denunciaba que habían detectado a antiguos asesores extranjeros del DAESH en Donbás, concretamente en la aldea de Schastie, supuestamente para entrenar a militares ucranianos en técnicas de sabotaje.

 
Estas son algunas de las noticias que evidencian la relación entre la Ucrania resultante del golpe de Estado del Maidan y el DAESH. Es evidente tal y como se viene denunciando desde las fuerzas antimperialistas que el DAESH, independientemente de que haya podido atravesar periodos de cierta autonomía, ha sido gestado, alimentado y utilizado en favor de los intereses de EEUU y de sus aliados por lo que no es de extrañar la existencia de estas relaciones entre los nazis ucranianos y el DAESH. El actual yihadismo está considerado una rama del wahabismo, una corriente fanática del Islam que es la oficial en varios países petroleros como Arabia Saudí. Surge hace unos pocos siglos y en el siglo XIX fue potenciado por el colonialismo británico en los países de religión musulmana para combatir procesos anticoloniales. Desde entonces esta confluencia entre intereses imperialistas y religión se viene repitiendo ininterrumpidamente. En el periodo más cercano ahí tenemos a las milicias islamistas apoyadas y financiadas por EEUU que combaten en los 80 a los soviéticos en Afganistán, las cuales posteriormente configurarían Al Quaeda. No podemos olvidar tampoco la presencia de muhaydines en Bosnia durante la guerra de Yugoslavia. También hay por ejemplo en el Estado español indicios documentados de contactos estables entre organizaciones neofascistas y multimillonarios árabes. Con esto creemos que queda todo dicho.


7. ¿Ha sido Crimea el empujón de la lucha antifascista en Ucrania?

En Crimea tras el golpe de Estado en Kiev de 2014 se produjo un proceso de autodeterminación tutelado por Moscú con el despliegue de tropas, en el que la población se manifestó mayoritariamente por volver a Rusia. Recordemos que en febrero de 1954, por iniciativa del entonces presidente ucraniano Nikita Kruschev, la URSS regaló Crimea a la R.S.S. de Ucrania con motivo del 300 aniversario de su incorporación a Rusia; y que ya en 1992 Crimea votó en referéndum separarse de Ucrania y unirse a Rusia; sin embargo esto no se cumplió, pero el sentimiento de unirse a Rusia siempre ha estado ahí. El levantamiento antifascista popular del Donbass se produce después del referéndum de Crimea por lo que puede ser más que probable que en el desarrollo de los acontecimientos este hecho tuviera influencia sobre todo moral. Tenemos que tener en cuenta que el movimiento de Crimea y el movimiento del Donbass parten de dos premisas diferentes, aunque tengan en común su oposición al Maidan: Crimea quería unirse a la Federación Rusa, mientras que eso no es tan claro en el Donbass. Al principio en el Donbass se pedía federalismo (ante la posibilidad clara que el Gobierno maidanista pusiese en peligro la cultura y la mentalidad de los habitantes del Donbass), en las primeras protestas se enseñaban incluso banderas ucranianas; y hacia mayo, tras las matanzas de Odessa y Slaviansk, pasaron a pedir la independencia. Hay que entender la tensa situación que se vivía en la zona con las organizaciones y bandas nazi-fascistas ucranianas envalentonadas y con total impunidad responsables de las “desapariciones” y numerosos crímenes padecidos por civiles o militantes de izquierda, también en otros lugares de Ucrania como en Odessa con la matanza de la Casa de los Sindicatos en la que una turba de ultras amparados por funcionarios del Estado, asesinaron calcinándolas vivas, a decenas de personas. La bestia fascista acababa de ser “humillada” tras serle arrebatada Crimea así que frente a aquella lógica perversa establecida tras el Maidan en donde se extendía la idea de que la nación ucraniana estaba siendo agredida y era víctima, es lógico que se organizaran las autodefensas en previsión de una intensificación de la persecución hacia el “enemigo” que representaba la población de la cuenca del Don así como otras minorías y militantes de izquierda ucranianos. Hay gente en el Donbass que querrá unirse a Rusia, pero no es algo consensuado, sobre todo quieren proteger su modo de vida y de pensar (cercano a los valores soviéticos), y una sociedad no-oligárquica. Había además unos antecedentes en Ucrania que desde la caída del campo socialista del Este en los noventa, se habían venido desarrollando entre sectores de la población en forma de lenguaje despectivo y estigmatizaste a los habitantes del Donbass a los que era habitual que se les definiera como mafiosos, tendentes a la delincuencia, problemáticos, nostálgicos soviéticos de “mentalidad atrasada”… Nada es casualidad. La población del Donbass votaba mayoritariamente a partidos políticos que independientemente de su ideología, abogaban por mantener las relaciones comerciales con la Federación Rusa además de evidentemente los lazos lingüísticos y culturales. Como ya hemos dicho, nada es casualidad…

 
8. ¿Existen partidos comunistas en Ucrania y que les paso cuando los nazis tomaron Kiev?

Sí, los hay. El Partido Comunista más grande, tradicionalmente, es el Partido Comunista de Ucrania. Fue un partido importante en los 90, llegó a ser el partido más votado en las elecciones parlamentarias e incluso a disputar la presidencia del país. Sin embargo desde entonces se ha debilitado inexorablemente. La causa principal de este debilitamiento es que ha seguido una política reformista y de colaboración, casi “de mentalidad conservadora”. Sin ánimo de ser pretenciosos, interpretamos esta política con un convencimiento de que “las aguas volverán a su cauce”, esto es, que Ucrania volvería un día a su estado “natural”, el soviético socialista. Este tipo de política ha creado una especie de “esclerosis” en este partido, tanto político (ya que estaba a la defensiva, intentando “salvar lo salvable”), como físico (era incapaz de conectar con los jóvenes). Esta política de los hechos consumados se mostró en el Maidan, tras defender a Yanukovich, con el que formaban Gobierno, tras el golpe votaron a favor de su destitución “para que no hubiese un vacío de poder”, y después fueron las primeras víctimas del fascismo. Sin embargo, quizá por la inercia conservadora antes comentada, no apoyan las repúblicas populares, su programa se limita a un simple “paz” y “oposición al fascismo”.


Otro partido importante es Borotba (significa “Lucha” en ucraniano). Es un partido menos numeroso que el Partido Comunista, pero es muy activo. Sus militantes son sobre todo de una nueva generación, y unen la militancia callejera con una fuerte actividad intelectual. Borotba es una escisión de la “Organización Marxista” surgida allá por el año 2000, la escisión más leninista y pro-soviética (la otra parte, el ala trotskista, creó la “Oposición de Izquierda de Ucrania, actualmente pro-Maidan). Borotba actualmente está activa en las repúblicas populares.
Existen también organizaciones menores, sean de tendencia marxista-leninista o de tendencia de combinar paneslavismo con sovietismo, como los ´líderes Nataliya Vitrenko o Igor Berkut.


Tanto el PCU como Borotba están ilegalizados en Ucrania y sus dirigentes son perseguidos. El Partido Comunista sufrió los asaltos contra sus sedes los primeros días del Maidan, además de que ya en 2014 algunos militantes de Borotba fueron asesinados en Odessa. También hay que hacer ver que la legislación anticomunista ucraniana es de las más duras de Europa: por ejemplo prohíbe cualquier símbolo histórico comunista o soviético (menos en los museos), nombres de calles o monumentos públicos ¡hasta souvenirs con motivos comunistas!, y qué decir la actividad comunista, que puede ser castigada hasta con cinco años de prisión. La ley ucraniana es más restrictiva que la franquista “Ley de Asociaciones Políticas” de Arias Navarro del 1974.


9. ¿Existen partidos comunistas y de otras organizaciones de diferentes ideologías en el Donbass?

Sí, hay diversos partidos en las repúblicas populares. Existen el Partido Comunista de la República de Donetsk, el Partido Comunista de la República de Lugansk y Borotba. Además de eso existen unidades militares de ideología comunista, algunas muy carismáticas como Prizrak y Vostok. Los comunistas están junto a otros partidos en ambas repúblicas.


Sin embargo, debemos de darnos cuenta que estando ambas repúblicas en una situación límite, y tampoco siendo los comunistas mayoría, actualmente la prioridad es la lucha contra las fuerzas de la Junta de Kiev. Por tanto, en la política de ambas repúblicas, el aspecto determinante es ese: ganar la guerra. Alguien podrá argumentar que “entonces no están haciendo la revolución socialista, y entonces para qué voy a apoyar yo a algunos”; pero debemos recordar que un parecido debate tuvimos en la Guerra Civil Española, y ahí la victoria de Franco trajo el fin de cualquier posibilidad de transformación y una larga dictadura. En Donbass saben que cualquier proceso de transformación pasa por el fin de la agresión ucraniana, y ello abrirá más oportunidades para un cambio político de orientación socialista; ya que la política y la mentalidad popular de ahí está impregnada por valores “soviéticos”, como la solidaridad, el igualitarismo o el internacionalismo.


10. ¿Cuáles fueron las primeras acciones del Donbass y las zonas antifascistas cuando se levantaron contra los nazis de Kiev?

Las principales acciones fueron la toma de edificios y cuarteles oficiales a partir de los cuales se fueron organizando las autodefensas y conformándose las milicias que se enfrentaron a las unidades del Ejército ucraniano y a los batallones de nazis y fascistas. Hubo también algunas acciones en agosto del 2014 fuera de las fronteras de las Repúblicas constituidas atribuidas a una milicia anarquista que respondía al nombre de batallón Néstor Maknho, en honor al campesino anarquista ucraniano. Estas acciones ocurrieron en las regiones de Zaporozhye y Dnipropetrovsk donde fueron atacadas unidades de la Guardia Nacional Ucraniana. 
 

11. ¿Qué fue la R.S.S Ucraniana?

Pese a que quizás para muchas resulte extraño y disparatado esto que vamos a decir en contraposición al revisionismo histórico, que campa a sus anchas, y a las mentiras, manipulaciones y calumnias vertidas por los voceros e ideólogos burgueses del imperialismo y sus lacayos, la Republica Socialista Soviética Ucraniana ha sido objetivamente hablando el periodo mas prospero por el que ha atravesado Ucrania nunca en su historia y como muestra dos evidencias históricas. La primera es el estatus de nación que adquirió el territorio con el proceso de construcción del socialismo tras la Revolución del 17. Cultura e idioma ucraniano resurgieron de forma extensa tras el periodo de regresión sufrido en el periodo zarista del siglo XIX, tras un cierto auge con la ola de romanticismo que atravesó Europa al albor de las revoluciones burguesas. En realidad el ucraniano era una lengua predominante de las zonas rurales especialmente entre los campesinos del oeste del país, incluso estaba considerado una especie de dialecto del ruso con el que comparte notorio parentesco. De esta manera asistimos con el periodo bolchevique a la estructuración en un sentido nacional de un territorio que históricamente nunca estuvo configurado étnicamente hablando. Desde que surge en la zona el Reino de Rus en el siglo IX, lo que hasta 2014 era Ucrania ira atravesando periodos bajo distintas administraciones bien imperiales, reinos, principados…en las que la realidad se muestra muy diversificada con unas poblaciones eslavas (diferenciadas en rusas, bielorrusas y ucranianas) compartiendo espacio con inmigraciones de tribus turcas, invasiones mongolas, tártaros, cosacos, judíos o incluso escandinavas, y es que no en vano Ucrania significa “la frontera”.


Y como hemos dicho, si bien hay una “nacionalidad ucraniana” que surge con ese nombre en el siglo XIX; cuando esa idea se hace mayoritaria es en el periodo soviético. Dejaremos como ejemplo unas declaraciones del famosísimo historiador nacionalista Mijailo Hrushevski (hoy una de las principales arterias de Kiev, cerca del Maidan, lleva su nombre), que durante la Guerra Civil fue un dirigente nacionalista y presidente de la efímera República Nacional Ucraniana: tras un breve exilio volvió a la Ucrania ya soviética y dijo “esta República Soviética Ucraniana es muy parecida a la República Nacional Ucraniana que yo ayudé a crear”. El expresidente de la Ucrania independiente, Leonid Kuchma, declaró en un libro con el significativo título Ucrania no es Rusia que “sin las políticas culturales bolcheviques de los años 20 y 30, hoy no hubiese habido Ucrania ni pueblo ucraniano”.
Pero tras el golpe de Estado del Maidan las políticas del Gobierno que preside el filonazi de Poroshenko han venido imponiendo un revisionismo histórico que lleva a una tergiversación completa de lo que ha significado este territorio siempre, unas políticas ultranacionalistas y banderistas que llegan incluso a apropiarse de personajes e hitos históricos propios de la cultura rusa.
A este respecto muchas veces se nos ha venido acusando de rusófilos pero nos gustaría aclarar que nosotros no estamos ni queremos legitimar a un nacionalismo ruso, el cual desde un cierto punto de vista que se podría considerar cuasi mitológico, se apropia por ejemplo del Reino de Rus como si se tratara del nacimiento de su nación o lo que es lo mismo que llega a contener unos elementos de identidad de dudoso rigor histórico. Lo que decimos es que es muy cuestionable que en esa zona antes del periodo que va de la mitad del siglo XIX hasta 1922 (fecha de la creación de la RSS de Ucrania) en las sucesivas coyunturas históricas se produjeran y estableciesen procesos sociales y políticos bajo parámetros claramente nacionales. Lo que principalmente ha estado y está impulsando el Gobierno de Kiev con la persecución de minorías y el monolingüismo es la uniformización de la sociedad (una última ley aprobada recientemente limita las otras lenguas a la enseñanza primaria en educación, y obliga que todos los medios de comunicación, incluso los online, tengan traducción al ucraniano, así como las obras de teatro; y se crea una policía lingüística), en total lógica con el desarrollo último que llega a alcanzar el Estado-Nación en Europa en el siglo XX y que para nosotros tiene sus máximos exponentes tanto por cercanía con nuestro país como por el desastre que supuso, al etnocidio que a través del franquismo condenó el Estado español al Pueblo Vasco y a las nefastas teorías del Espacio Vital del nazismo respectivamente. Nosotros en este sentido observamos positivamente la experiencia de la R.S.S. de Ucrania aunque como Comité también estamos familiarizados y somos cercanos a las corrientes paneslavistas que tratan de mostrar una visión colectiva de los símbolos, sentimientos, creencias, tradiciones… de los pueblo eslavos, algo que por cierto ya apuntaba Mijaíl Bakunin.

La segunda evidencia histórica de que el periodo mas prospero para Ucrania fue el soviético lo observamos en el hecho de que su población voto en favor del mantenimiento de la URSS cuando se produjo el colapso en 1991. Visto el desarrollo posterior de los acontecimientos (empobrecimiento y corrupción generalizada, descenso de nivel de vida…) y la realista nostalgia que hoy en día aflora entre las poblaciones del Este sobre el periodo socialista, parece que los ucranianos tampoco se equivocaron.
 

12. ¿Influyo algún error de la R.S.S Ucraniana a la Ucrania actual?

Es una buena pregunta a la cual responder nos supone cierto grado de reflexión incluso de dificultad pues para ser sinceros no es una cuestión que colectivamente en el Comité nos la hallamos planteado abordar en profundidad y sacar conclusiones, mas allá de los conocimientos que cada una de nosotras tuviese sobre el tema; así que pensamos que sería pretencioso por nuestra parte establecer los errores de la R.S.S Ucraniana para explicar el desastre actual. Hay que recordar que los procesos de construcción del socialismo no son lineales ni por supuesto están exentos de contradicciones, por lo tanto diseccionar sus diferentes periodos extrayendo de ellos uno por uno cada uno de los errores que pudieran existir como si se trataran de estamentos estancos sin ningún tipo de vínculos y vasos comunicantes que los entrelazara ¿no sería acaso caer en el economicismo? Ahora bien, no seremos nosotras quienes neguemos que pudiesen existir decisiones erróneas que a la larga provocaran los problemas que acucian a la Ucrania actual como podrían ser una elaboración, desarrollo y control de los planes económicos soviéticos llevadas a cabo de forma excesivamente rígida y centralizada. Estos organismos encargados de estas tareas terminaron teniendo un carácter tecno-burocrático que irían reduciendo la participación de las trabajadoras. Pero no podemos olvidar todas las dificultades coyunturales e incluso técnicas, como la carencia de cuadros políticos, a las que se tuvo que enfrentar la URSS. Se ha hablado mucho de las hambrunas y el genocidio comunista en Ucrania, pero nos gustaría aclarar que tenemos el convencimiento de que no existió un genocidio planificado y que el tema de las hambrunas que se llevaron la vida de decenas de miles de personas, millones como dicen algunas fuentes, son grandes exageraciones, mentira.
Sin embargo más allá de esos hechos concretos trataremos de establecer una serie de cuestiones que sirvan para despejar la cuestión que se nos plantea en la pregunta. En marzo de 1852 Karl Marx publicaba su obra “El 18 de Brumario de Luis Bonaparte”, en plena coyuntura europea de revoluciones burguesas, donde analizaba el proceso revolucionario protagonizado por obreros y estudiantes en el Estado francés a partir de 1848, el cual permitiría a Luis Bonaparte dar un golpe de Estado convirtiéndose así en presidente de la II República. La importancia de esta obra radica en que aborda por primera vez cuestiones relacionadas con el poder y el asalto al Estado moderno, reuniendo una serie de conocidas frases que sintetizan acertadamente los procesos históricos. Escribía Marx que “…una vez como tragedia y otra vez, como farsa” la historia (y sus protagonistas) se repiten, en una reflexión que sirve para definir la cuestión banderista y por lo tanto efectivamente interrogarnos sobre los errores que pudieron existir en la R.S.S Ucraniana. Decía Lenin: "Es preciso soñar, pero con la condición de creer en nuestros sueños. De examinar con atención la vida real, de confortar nuestra observación con nuestros sueños, y de realizar escrupulosamente nuestra fantasías", pues bien ¿a qué circunstancias sociales y políticas concretas tuvieron que enfrentarse los soviets ucranianos para tras la Revolución del 17 ponerse en la tarea de construir el socialismo?


Desde Engels la teoría marxista muestra especial atención a la cuestión del campesinado y son innumerables las obras que abordan el tema. En este sentido, aunque con matices, en la actualidad la izquierda admite que si el proletariado urbano presenta unas características más proclives a la revolución, el campesinado continua identificándose como una clase social que presenta incógnitas que lo identifican con el conservadurismo (lo cual no significa que no haya protagonizado revoluciones).
Ucrania ha sido históricamente un país eminentemente agrícola y antes de la Revolución de 1917 la inmensa mayoría de su población era campesina y vivía en unas condiciones en la que abundaba de manera aplastante la ignorancia y una instintiva desconfianza hacia quien ostentaba el poder. Por lo tanto existían unas inercias populares difícilmente erradicables o redirigibles por los bolcheviques a través de una coyuntura donde la construcción del socialismo sufría el acoso descarnado de las potencias capitalistas del momento. Estas dificultades configuraron un escenario en territorio ucraniano donde los ejércitos blancos eran enfrentados por fuerzas militares bolcheviques o comunistas con su Ejército Rojo, activistas social revolucionarios (de tendencia pequeño-burguesa o individualista), anarquistas del Ejercito negro de Nestor Majno (que llego a reunirse con Lenin) y diversas facciones propias del universo eslavo de la época zarista; las cuales no siempre confluían llegando a combatir unos con otros siempre con la cuestión contradictoria de la propiedad de la tierra de fondo (individual, estatal, colectiva…).
Cuando se estabiliza la URSS en Ucrania, los planes agrarios especialmente en la década de los 30 se muestran muchas veces permeables a la desidia del campesinado poniendo de manifiesto una compleja lógica psicológica que llega incluso a favorecer a las actividades y propaganda de los fascistas banderistas. A esto habría que añadir el sabotaje que los propietarios de la tierra (kulaks) sometían a la producción soviética lo que unido a las adversidades climatológicas, enfermedades, proletarización y desarraigo, la inexperiencia o errores en la producción de los técnicos soviéticos…hacia viable un aun mayor deslizamiento de la población hacia un desencanto individualista o localista.


Esto evidentemente desaparece tras derrotar al nazismo pero el propio desarrollo histórico de la URSS muestra que dos Repúblicas como Georgia y Ucrania centraron buena parte de las atenciones que desde Moscú otorgaron a determinados territorios, algo que no se puede achacar a “caprichos” de dirigentes como el georgiano Stalin o el ucraniano Khrushchev respectivamente, sino más bien a su inestabilidad. El hecho de que estos dos países posteriormente hayan vivido convulsos procesos en los que la cuestión nacional se mostraba en el eje del conflicto, muestran que pese a décadas de construcción socialista existen enraizadas determinadas telúricas sociales dignas aun de estudio y de nuestra atención. En este sentido resulta significativo que el anarquista Néstor Maknho fuese aun recordado por la cultura popular del mundo rural ucraniano. No es pues de extrañar que en estas circunstancias sociales (sin olvidar la responsabilidad del imperialismo) el neoliberalismo y el nacionalsocialismo banderista camparan a sus anchas a través del Maidan sin una oposición frontal más que en Donbass, la región minera e industrial.
Por lo tanto y ya concluimos, el campesinado reúne una construcción psico-social lo suficientemente compleja como para prestar atención a un lugar con una impronta campesina tan importante como Rumania, a que Ernesto Che Guevara se interrogara sobre su fracaso insurreccional en la pobre y rural Bolivia o que Frederic Engels augurara que el pueblo vasco desaparecería por ejemplo.

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